sábado, mayo 02, 2015

Parashah Tazri’a: Ella Concibe | Metzorah: Leproso – Lev. 12:1 – 15:33

Parashah Tazri’a: Ella Concibe | Metzorah:
Leproso – Lev. 12:1 – 15:33
Haftarah:  2 Reyes 7:3-20   B’ri Hadashah:  Mateo 8:1-4, 11:2-6
Ella consibe
Torah es La Verdad

Estas dos próximas porciones nos detallan el estado de “tamei” (impureza ceremonial) y “tohorah” (pureza ceremonial).   En Levítico 11 estudiamos sobre las leyes de animales limpios e inmundos.  En Levítico 12 estudiamos sobre las leyes con relación a la pureza e impureza humana.  Según vemos en este capítulo, estar ‘ceremonialmente impuro’ comienza al nacer: dando a luz a un bebé, la madre queda ceremonialmente impura -  ¿Por qué?  La procreación o nacimiento de un niño no es pecado. ¿Cómo podemos entender la impureza con relación al nacimiento de un ser humano?  Muchos opinan que es a través de su mortalidad.  ¿De dónde procedió la mortalidad?  Fue el resultado del pecado. Aunque invisible, el estado de impureza es una manifestación de muerte espiritual.



Rom 5:12  “Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron.”
Lev 12:2-3  "Di a los Israelitas: 'Cuando una mujer dé a luz y tenga varón, quedará impura por siete días; como en los días de su menstruación, será impura. Lev 12:3  'Al octavo día la carne del prepucio del niño será circuncidada.


El B’rit Milah – circuncisión, fue el primer mandamiento que YHVH le dio a Abraham.  Es un pacto establecido por El, separando  a Su pueblo como nación escogida.  Lo vemos en la Torah en Gen. 17:7-14 y lo repite en Lev. 12:3.  El B’rit es rigurosamente importante en el Judaísmo y entre todos aquellos fieles a Su Torah.  Tan importante es, que aún se lleva a cabo en el Shabbat, si ese día es el octavo día del nacimiento del niño.


B’rit Milah es probablemente el mandamiento (mitzah) más observado en el Judaísmo.
Es el pacto (Beriyth) que YHVH hizo con Abraham, el cual requería acción física (corporal) para todos los descendientes de Abraham y aún más específicamente, al pueblo de Israel. Es el único mandamiento que la persona no puede hacerlo el mismo.


Gen 17:9-13 Dijo además YHVH a Abraham: "Tú, pues, guardarás Mi pacto, tú y tu descendencia después de ti, por sus generaciones. 10  "Este es Mi pacto con ustedes y tu descendencia después de ti y que ustedes guardarán: Todo varón de entre ustedes será circuncidado. 11  "Serán circuncidados en la carne de su prepucio, y esto será la señal de Mi pacto con ustedes. 12  "A la edad de ocho días será circuncidado entre ustedes todo varón por sus generaciones; asimismo el siervo nacido en tu casa, o que sea comprado con dinero a cualquier extranjero, que no sea de tu descendencia. 13  "Ciertamente ha de ser circuncidado el siervo nacido en tu casa o el comprado con tu dinero. Así estará Mi pacto en la carne de ustedes como pacto perpetuo.


Yeshua fue circuncidado, de acuerdo a la ley dada a Moisés:   Lucas 2:21-22  “Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre  Yahshua, el nombre dado por el ángel antes de que El fuera concebido en el seno materno. 22  Cuando se cumplieron los días para la purificación de ellos, según la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle a YHVH.” 


CAPITULOS 13 y 14:  Impurezas causadas por Tzara’ah y Lashon harah


La lengua y La lepra

Tzara’ah no es realmente la “lepra” como la conocemos hoy día.  La lepra no es fácilmente contagiosa como muchos creen, aunque a menudo resulta en incapacidad grave pero raramente fatal. También es llamada la Enfermedad de Hansen (nombre del doctor que descubrió la bacteria en 1874). No hay una palabra correcta que se pueda traducir del Hebreo “tzara’ah”, por tanto en las traducciones usaron “lepra” que proviene del Griego y que es esencialmente  una infección de la piel.


Este capítulo al igual que el 14 nos describen la eliminación de la impureza causada por tzara’at o afección “leprosa”. Tzara’at no solo afecta a los humanos pero también a materiales para la ropa así como también a materiales usados en las paredes de las casas, artículos de cuero, etc.


¿Cuál es la razón de este castigo tan terrible? ¿Qué nos dice las Escrituras?

Empecemos por el mandamiento de YHVH:  Exo 20:16  "No darás falso testimonio contra tu prójimo.”


En el judaísmo, la lepra bíblica se asocia con los pecados de la lengua perversa, chismes, murmuraciones, desacreditar o levantar falso testimonio contra nuestro prójimo.  Ellos interpretan esto a través de la historia de tzara’at de Miriam (la hermana de Moisés).  Ella fue castigada con esta infección por quejarse o criticar contra su hermano Moisés.


Num 12:1  Entonces Miriam y Aarón hablaron contra Moisés por causa de la mujer Cusita con quien se había casado, pues se había casado con una mujer Cusita;
Num 12:9-10  “Y se encendió la ira de YHVH contra ellos, y Él se fue. 10  Pero cuando la nube se retiró de sobre la tienda, vieron que Miriam estaba leprosa, blanca como la nieve. Y cuando Aarón se volvió hacia Miriam, vio que estaba leprosa.


Vamos a ser juzgados por cada palabra vana que salga de nuestra boca, como Yahshua dijo:


Mat 12:36-37  "Pero Yo les digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio. 37  "Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado."
Por tanto los maestros de la Torah deducen que la lepra bíblica era un castigo por el pecado de “lashon harah = lengua perversa.   Santiago (Ya’akov) el hermano de Yahshua, probablemente conocía esta interpretación.  En su epístola el compara la lengua con un manantial.  Por lo tanto, quien habla mal es un metzora  (leproso) espiritual.
Ya’akov (Santiago) 3:6  “También la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno e inflama el curso de nuestra vida.”


Ya’akov  3:10 “De la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11  ¿Acaso una fuente echa agua dulce y amarga por la misma abertura?”
¿Cuáles son las aguas amargas que salen de la boca?    Palabras dañinas, calumnia, altanería,  crítica, envidia, difamación,  palabras llenas de odio, arrogancia,  chismes.


Pro 16:18  “Delante de la destrucción va el orgullo, Y delante de la caída, la arrogancia de espíritu.”


Un espíritu arrogante o altivo encuentra difícil de tolerar los defectos ajenos. La persona arrogante es incapaz de reconocer sus propios defectos. En cambio, se presta a criticar  los defectos de los demás. A menudo, cuando hablan mal de otros, es porque están defendiendo su propio orgullo. Muchas personas se elevan ellos mismos al humillar y pisotear a otras personas, alimentando de esta manera su orgullo.  Muchas veces esto es debido a envidia.  Los Proverbios contrastan dos tipos de personas: una persona que guarda sus palabras y una persona con un espíritu altivo:


Pro 21:23-24  “El que guarda su boca y su lengua, Guarda su alma de angustias.  24  "Altivo," "arrogante" y "escarnecedor," son los nombres del que obra con orgullo insolente.”


¿En vista de esto, será posible que, hoy día,  muchas de las enfermedades sufridas por la humanidad no es otra cosa que el castigo por “lashon harah”. La lepra (tzara’at) espiritual  prevalece hoy más que nunca.


Cuando alguien escucha rumores o calumnias, es cómplice del crimen, y en realidad alentando al que está hablando.  Quien lo escucha es igualmente culpable del pecado.  Cuando alguien empieza a criticar, o a levantar falsos juicios,  lo mejor es excusarse de la conversación  y no ser partícipe de ella.  Los maestros de la Torah han conocido, desde la antigüedad, que la “lengua perversa”  es un gran problema para la mayoría de las personas.  Dicen que la calumnia es  equivalente al asesinato – un asesinato de carácter.   Aciertan que el  asesinato es cometido tres veces:


  1. Al que levanta la calumnia    
  2. Al que escucha   
  3. A quien están criticando

Ecc 5:6  No permitas que tu boca te haga pecar, y no digas delante del mensajero de YHVH que fue un error. ¿Por qué ha de enojarse YHVH a causa de tu voz y destruir la obra de tus manos? 


La Lepra en los Hogares


Lev 14:34-35  "Cuando ustedes entren en la tierra de Canaán, que les doy en posesión, y Yo ponga una marca de lepra sobre una casa en la tierra de su posesión, 35  el dueño de la casa irá y le avisará al sacerdote: 'Algo así como la marca de la lepra ha aparecido en mi casa.'


Estudiemos detenidamente esto!  “Quien es el que pone la lepra en una casa?


Poner:  H5414  nathan:  נתן - permitir,  ejecutar, causar, imponer
Marca: H5061  Nega :     נגע - plaga, marca, aflicción, infección, heridas 


Debido al pecado cometido en ese hogar, es el Todopoderoso (YHVH) quien ejecuta la infección pasando juicio, ya que fue contaminada por “lashon harah”.


Lev 14:35  “El dueño de la casa irá y le avisará al sacerdote: 'Algo así como la marca de la lepra ha aparecido en mi casa.”
En Levítico 14:33-53  vemos el procedimiento ceremonial para el diagnóstico y limpieza de una casa en la cual ha aparecido signos de la lepra bíblica en las paredes.


Ya sabemos que  la lepra bíblica se asocia con los pecados de “lashon harah” (chismes, críticas negativas y murmuraciones).  Los sabios culpan la lepra en una casa por las palabras habladas dentro de esa casa. La mayor parte de las críticas, calumnias y difamaciones  ocurren dentro de la privacidad de nuestros hogares.


Recordemos que Miriam y Aarón estaban murmurando contra Moisés en la privacidad del lugar
donde se encontraban.  Ellos tal vez pensaron que nadie les estaba escuchando, olvidando que El Todopoderoso los estaba escuchando.  La Torah dice, "y YHVH los oyó" (Números 12:2).


¿Cuántas veces disfrutamos de conversaciones "privadas" similares, olvidando que YHVH está escuchando? Las murmuraciones y quejas contra otros,  llevadas a cabo en nuestro hogar,  parecen inofensivas, pensamos que no hay víctima, ya que las palabras nunca dejan la casa.  Hay problema en esto?  En realidad hay una víctima, - nosotros somos la víctima.  Al criticar falsamente o sin razón, estamos alimentando un espíritu de crítica.  Día tras día se va alimentando más este espíritu de crítica al concentrarnos en los defectos de los demás.  Por otra parte estamos contagiando a los otros miembros de la familia.   No nos damos cuenta que las paredes de la casa están absorbiendo esa ‘energía espiritual maligna’ que estamos creando.  Toda la casa, que se supone que sea nuestro tabernáculo, está siendo profanada.


Sal. 101:5  Destruiré al que en secreto calumnia a su prójimo; No toleraré al de ojos altaneros y de corazón arrogante.


Las causas de este pecado son los celos y el orgullo, porque reproducen el desprecio por los demás que les permite hablar de ellos cruelmente.   Nuestras lenguas pecan también por lo tanto debemos caminar en arrepentimiento diariamente,  cuidando cada palabra, porque  ningún hombre puede domar la lengua (Ya’akov 3:8)


Por Nilda Tsounis (Adeenah)
Que El Eterno te de entendimiento en Todo!
BARUCH HA’SHEM YHVH!
Shalom!


No hay comentarios.:

Publicar un comentario